A principios del siglo XX, Tánger se convirtió en un refugio de artistas e intelectuales en busca de nuevas inspiraciones. Entre ellos, uno de los nombres más influyentes del arte moderno, Henri Matisse, encontró en esta ciudad una paleta de colores vivos, una luz incomparable y un ambiente exótico que transformaría su obra para siempre.
El Viaje de Matisse a Tánger
En 1912, Henri Matisse llegó a Tánger en busca de nuevos horizontes artísticos. Su salud debilitada y la necesidad de explorar paisajes diferentes lo llevaron a Marruecos, donde pasó varios meses absorbiendo la atmósfera de la ciudad. En Tánger, Matisse encontró lo que llamó “una nueva forma de ver”, un lugar donde la luz, los contrastes y los colores vibrantes redefinirían su técnica.
El Hotel Villa de France y la Habitación 35
El Hotel Villa de France, testigo del paso de figuras ilustres como Eugène Delacroix en 1832, acogió a Matisse durante su estancia en Tánger. Se alojó en la habitación número 35, desde cuya ventana pintó en 1913 “Paisaje visto desde una ventana”. Esta habitación, que ofrecía vistas panorámicas de la medina, el zoco y la kasbah, se ha convertido en un espacio de interés histórico y cultural, preservando el legado del artista en la ciudad.

Tánger en la Obra de Matisse
Durante su estancia, Matisse creó algunas de sus pinturas más emblemáticas inspiradas en la arquitectura, los mercados y la vestimenta tradicional marroquí. Sus cuadros reflejan interiores decorados con motivos islámicos, ventanas abiertas hacia paisajes soleados y retratos que capturan la esencia del Marruecos de la época.
Entre sus obras más conocidas influenciadas por Tánger destacan:
- “La puerta de la kasbah” (1912): Un cuadro que muestra la fusión de formas geométricas y colores vibrantes.

- “Zorah en la terraza” (1912-1913): Un retrato de una mujer marroquí rodeada por textiles y patrones característicos del arte islámico.

- “Vista desde una ventana en Tánger” (1912): Una obra en la que el juego de sombras y luz se convierte en protagonista.

El Impacto de Tánger en su Estilo
Antes de su viaje a Marruecos, Matisse ya era un pintor reconocido, pero fue en Tánger donde su uso del color alcanzó nuevas dimensiones. Su paleta se volvió más audaz, con tonos cálidos y fríos en contraste, y sus composiciones ganaron mayor fluidez y armonía.
Matisse se sintió fascinado por la arquitectura marroquí, con sus puertas decoradas, sus mosaicos y sus patios llenos de luz. Estos elementos se reflejan en sus pinturas, dotándolas de una atmósfera envolvente y casi mística.
Siguiendo los Pasos de Matisse
Más de un siglo después, los amantes del arte pueden revivir la experiencia de Matisse en Tánger explorando los lugares que lo inspiraron. Algunos sitios clave incluyen:
- La Kasbah de Tánger: Sus callejones blancos y puertas ornamentadas fueron temas recurrentes en las obras de Matisse.
- El Gran Zoco: Un espacio vibrante de colores y texturas, reflejado en varias de sus pinturas.
- El Hotel Villa de France: Donde se hospedó Matisse y desde donde pintó algunas de sus vistas más conocidas de la ciudad.
El Legado de Matisse en Tánger
La influencia de Henri Matisse en la representación artística de Marruecos sigue viva. Su interpretación de la luz y los colores de Tánger ha servido de inspiración para generaciones de artistas. Hoy, la ciudad sigue siendo un punto de encuentro para creadores de todo el mundo, manteniendo su espíritu vibrante y multicultural.
Si eres un amante del arte y la historia, visitar Tánger es una oportunidad única para experimentar de primera mano los paisajes y la atmósfera que cautivaron a Matisse. ¡Descubre la magia de Tánger a través de los ojos de uno de los grandes maestros del arte moderno!
¡Explora el Tánger de Matisse y sumérgete en su visión del color y la luz!